martes, 13 de mayo de 2014

Mes de Mayo: Día 14



La mayorana. La obediencia

Tenemos para este día una yerba que va entre pies. Su olor es muy fino y fuerte, y si la pisan y la aplastan, es precisamente entonces que da su gran fragancia. No tiene la belleza de la rosa, pero su reina la toma a su lado por camarera para formar con ella coro, corte y ramillete.

El que obedece, está como la mayorana a los pies y entre pies del que en nombre de Dios manda; al obedecer manifiesta el respeto que tiene a la autoridad de quien lo recibe. La obediencia es un tributo de sumisión que damos a los respectivos superiores.

La obediencia de María

María obedeció como hija fiel y leal a santa Ana y a san Joaquín, a los sacerdotes y maestros en el templo, a José en su casa, a Jesús como Dios. María fue humilde, dócil, afectuosa, de buena voluntad y de buen corazón, como si fuese la más baja de todas las criaturas. Obedeció al Ángel y a Dios en todo cuanto se le mandó, y obedeció a Dios que mandó como a Abrahán sacrificar a su Hijo amado, y porque obedeció, fue digna de ser exaltada.

 La mayorana en manos de María

Hagamos examen de nuestra obediencia. ¿Obedeces a Dios? ¿Oyes y sigues sus inspiraciones?
Si obedeces ¿cómo? ¿Voluntariamente y de buen grado y con gozo, sea el precepto duro o ligero, sea fácil o penoso? ¿Obedeces bien? Piénsalo, medítalo. Toma  la  mayorana, adorna  con  ella  la rosa, y, presentando a María tu obediencia, dile:

Presentación de la mayorana a María

ORACIÓN. Señora: Pongo mi mayorana en vuestras manos. Yo me comprometo a obedecer humilde, dócil, con amor, voluntariamente, sin murmuración ni quejas, con prontitud y fidelidad a Dios y a cuantos representan su autoridad. Jardinera mía, a vuestra habilidad y a vuestra maternal solicitud fío mi mayorana: cuidadla bien.

 "Mes de María"
Beato Francisco Palau

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