sábado, 1 de octubre de 2011

Santa Teresita de Lisieux

Virgen y doctora de la Iglesia
(1873-1897)

Religiosa carmelita descalza . Patrona universal de las misiones

AL ENCUENTRO DE DIOS (Pedagogía de comunión y misión):

El movimiento de madurez dibuja en ella un cambio respecto a sus inicios: Dejarse amar, mirar, abrigar... "Tú eres mi hijo amado. Descubrir ese lugar dentro de nosotros en el que nos sentimos amados al encontrar un amor incondicional, un abrazo entrañable. Echar a volar / salir (sufrimiento, desapego, separa­ción...) --> dimensión misionera de Teresa a partir del dinamismo del encuentro con Dios.

MIRADA QUE DESPIERTA Y PLENIFICA (Abba)

Teresa vive inmersa en un ámbito de afecto, de mirada cálida, de acogida: su madre, su padre, sus hermanas, por un lado, le disponen para acoger y entender la gratuidad y limpieza de la mirada de Dios. Otra mirada clave es la de María: la 'milagrosa' curación por la sonrisa de María, que la dispone para una etapa nueva.

"Dios se ha complacido en rodearme siempre de amor. Mis primeros recuerdos guardan la huella de las más tiernas sonrisas y caricias... Pero si el Señor puso mucho amor en torno a mi vida, se dignó también conceder a mi pequeño corazón un natural amoroso y sensible".

Ella lee toda su existencia a la luz de la iniciativa amorosa de Dios, de la misericordia, de su AMOR PRIMERO. Se trata del tema clave del Nuevo Testamento, la gratuidad del amor de Dios. Teresa es profecía del verdadero rostro de Dios, a la vez que maestra de la sospecha de las falsas imágenes canonizadas en su tiempo. Pone en su altar al Dios padre-madre, entrañable y cercano y retira al Dios de la justicia divina, del miedo y de la reparación. Es una revolución en marcha.

La oración depende del Dios al que oramos. Así como sea nuestro Dios así será la oración. Antes que conocerse a sí mismo y aceptar la propia limita­ción, es, para Teresa, conocer el amor de Dios. Convierte su vida en una profecía de la ternura de Dios que invita a respirar hondo en la vida, superando la angustia. En el amor de Dios con el que ha sido marcada a fuego, va incluida la misión. Es un amor que pone en camino, dinamiza hacia los otros, aun viviendo escondida.

FIDELIDAD PERSONAL

(Conocerme): Pequeñez, aceptación... confianza

Aceptación: saber vivir en el presente, estar presente, aquí y ahora. Respiración relajante, autorreconocedora. Este paso supone la base de toda oración y el segundo momento en la pregunta por la oración: el sujeto que ora ha de aprender a quererse a sí mismo en la mirada de Dios, y ahí ir aceptando la circunstancia de su limitación. Desenmascarar mi falso yo. La oración como espejo de autoconocimiento y sanación. Sanación de mi afán de seguridad en mis obras y en Dios. El reconocimiento de la propia debilidad es camino de libertad, una de las características de la oración de Teresita. En su debilidad experimentará la fuerza de la gracia. Confiar es también morir. Si muero acepto no sólo mi limitación, sino el paso de Dios por mi vida.

El descubrimiento del rostro de Dios y la aceptación de mi precariedad me disponen para confiar. La confianza es la base de la relación entre Dios y Teresa. Como si hubiera leído sus escritos, Hermann Hesse lo expresaba así:

"La piedad no es otra cosa que confianza. Tiene confianza la persona sencilla, sana, inofensiva, el niño, el salvaje. A mí, que no era sencillo ni inofensivo, la confianza tuvo que llegarme después de muchos rodeos. El principio es confianza en sí mismo. La fe no se alcanza con cálculos, culpa y escrúpulos de concien­cia, ni con mortificación y sacrificios. Todos estos esfuerzos van dirigidos a dioses que habitan fuera de nosotros. El Dios en quien debemos creer está en nuestro interior. Quien se niega a sí mismo, no puede aceptar a Dios".

La confianza adquiere el tono de abandono en un sentido más radical: "Se trata de ir a Dios, con las manos vacías, en acción de gracias, para reconocer lo que está realizando en nosotros. Se puede definir como una puesta de todo el ser en la corriente del E.S.(...) Es un abandono activo a la acción del E.S. en nosotros. Y este movimiento se sitúa sobre el plano de una perfecta disponibilidad de un ser a la acción de Dios. Se trata de volver a Dios aunque sólo sea unos instantes, para desplegar ante él nuestras preocupaciones y nuestros proyectos para que él sea el dueño de ellos".


Teresa de Lisieux es una Santa que permanece joven, a pesar de los años que pasen, y se propone como un modelo eminente y un guía para el camino cristiano de nuestro tiempo…” - Juan Pablo II

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