domingo, 18 de marzo de 2012

19 de marzo. San José

El próximo lunes, si Dios quiere, celebraremos la fiesta de san José, del que santa Teresa de Jesús era tan devota.



Dos aspectos hacen que san José sea importante en la historia de la salvación: su descendencia davídica (que él transmite a Jesús) y su condición de justo.

Respecto al primer punto, recordemos que José pertenece a la estirpe de David (cf. Mt 1,20). En cuanto que Jesús es legalmente el «hijo de José» (Lc 4,22), puede reclamar para sí el título mesiánico de «hijo de David» (cf. Mt 22,41-46), dando cumplimiento en su persona a las promesas hechas a su antepasado: «Mantendré el linaje salido de ti y consolidaré tu reino» (2Sam 7,12ss). Benedicto XVI afirma que, «a través de él, el Niño resultaba legalmente insertado en la descendencia davídica y así daba cumplimiento a las Escrituras, en las que el Mesías había sido profetizado como “hijo de David”» (Ángelus, 18-12-2005). José es el anillo que une a Jesús con la historia de Israel, desde Abrahán en adelante, según la genealogía de Mateo (1,1-16), y con las esperanzas de toda la humanidad, desde Adán, según la genealogía de Lucas (3,23-38).

Respecto al segundo punto, cuando la Escritura llama «justo» a José quiere decir, ante todo, que es un hombre de fe, que ha acogido en su vida la Palabra de Dios y su proyecto sobre él. Como Abrahán, ha renunciado a sus seguridades y se ha puesto en camino sin saber adónde iba, fiándose de Dios. De esta manera, vive las verdaderas actitudes cristianas: la fe inquebrantable en la bondad de Dios, la acogida solícita de su Palabra y la obediencia incondicional a su voluntad. Por eso, dice el Papa, «en él se anuncia el hombre nuevo que mira con fe y fortaleza al futuro, no sigue su propio proyecto sino que se confía a la infinita misericordia de Aquel que cumple las profecías y abre el tiempo de la salvación» (Ángelus, 19-12-2010).

Por último, en un tiempo en el que predominan los ruidos y solo llama la atención lo extraordinario, es importante recordar que san José es un hombre de silencio y de trabajo sencillo y humilde. Vivió su existencia consagrado a su trabajo y al servicio de su familia, en la fe y en la esperanza. Los carmelitas descalzos rezamos cada día: «En el fiel desempeño del oficio de carpintero, san José brilla como admirable ejemplo de trabajo. –Oh, Dios, que has encomendado la ley del trabajo a todos los hombres, concédenos que siguiendo el ejemplo de san José y bajo su protección, realicemos las obras que nos encomiendas y consigamos los premios que nos prometes, por Jesucristo, nuestro Señor».

Por cierto, el día de san José se celebra en España el día del seminario. No dejes de ver este video.

http://www.youtube.com/watch?v=k1pY_IugQfY&feature=youtu.be


Para terminar, os propongo como lectura un himno precioso del breviario:


Porque fue varón justo lo amó el Señor

y dio el ciento por uno su labor.

El alba mensajera

del sol de alegre brillo

conoce ese martillo

que suena en la madera.

La mano carpintera

madruga a su quehacer

y hay gracia antes que sol en el taller.

Cabeza de tu casa,

del que el Señor se fía,

por la carpintería

la gloria entera pasa.

Tu mano se acompasa

con Dios en la labor

y alargas tú la mano del Señor.

Humilde magisterio

bajo el que Dios aprende:

¡que diga, si lo entiende,

quien sepa de misterio!.

Si Dios en cautiverio

se queda en aprendiz,

¡aprende aquí la casa de David!

Sencillo, sin historia,

de espalda a los laureles,

escalas los niveles

más altos de la gloria.

¡Qué asombro, hacer memoria

y hallarte en tu ascensión,

tu hogar, tu oficio y Dios como razón!

Y pues que el mundo entero

te mira y se pregunta,

di tú como se junta

ser santo y carpintero,

la gloria y el madero,

la gracia y el afán,

tener propicio a Dios y escaso el pan.

Porque fue varón justo lo amó el Señor

y dio el ciento por uno su labor.

P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d.

1 comentario:

Javier y Conchita dijo...

Bellísimo el himno, Felicidades a los Josés y Feliz fiesta para todos.