viernes, 13 de mayo de 2011

CUARTO DOMINGO DE PASCUA


En el domingo 4º de Pascua de los tres ciclos litúrgicos (A, B, C), la Iglesia nos propone la parábola del Buen Pastor. Hoy la comenzamos. EVANGELIO: JUAN 10,1-10

Las palabras que recogen el evangelio de hoy pertenecen a una discusión entre Jesús y los fariseos que sigue al relato del ciego de nacimiento y que leímos y comentamos el domingo 4º de cuaresma. Se leía el final de aquel evangelio: “Yo he venido a abrir un proceso contra este orden; así los que no ven, verán, y los que ven quedaran ciegos" (9,39)

Los fariseos representan el sistema religioso de la época de Jesús (también hoy en nuestro mundo religioso existe esta mentalidad y bien que la padecemos). Ellos son los guías, los que dicen que ven clara-mente cual es la voluntad de Dios y no son capaces de ver en Jesús "la luz que viene a este mundo".

Ellos han encerrado al pueblo en un redil, en una religión y templo, que se ha convertido en un sistema explotador que deja al pueblo enfermo, ciego y desvalido, "como ovejas sin pastor". Se han conver-tido en ladrones y bandidos, que en lugar de buscar el bien del pueblo, procuran su propio interés a costa del mismo (robándolo, sacrificándolo, destruyéndolo) y a costa de Dios ya que habían convertido el Templo en un negocio. Y con toda esta sutileza de engaños habían esclavizado al pueblo cuando precisamente Dios lo había liberado de la esclavitud. Y esto lo hacían invocando el nombre del Dios liberador. Era la suya la peor dictadura.

10,1 En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido;

La metáfora del pastor y su rebaño indica el vínculo que une a unos súbditos con su soberano, divino o humano, y es frecuente en los escritos del antiguo oriente. En los dos testamentos (antiguo y nuevo) se convierte en un lenguaje tradicional.

Israel es el rebaño de Dios (Jer 13,17; Sal 74; Miq 7,14) conducido con protección a través del desierto y a través de su historia (Is 49,9). La imagen expresa también la relación personal del israelita con su Dios (Sal 23, el que rezamos en esta Eucaristía).

La solicitud del pastor se describe con ternura en el texto de Isaías, cuando Yahvé viene con poder al lado de su pueblo deportado a Babilonia: Como un pastor que apacienta su rebaño, recoge en sus brazos a los corderos, los pone sobre su pecho y conduce al descanso a las ovejas madres (Is 40,11).

La experiencia cruel del abuso del poder suscita la esperanza de que el mismo Señor vendrá a ocuparse del rebaño, ya que le pertenecen sus ovejas: Habéis dejado extraviarse a mis ovejas...pero yo mismo reuniré al resto de mis ovejas (Jer 22,2-3).

Esta intervención desemboca en el anuncio mesiánico de un pastor misterioso que suscitará Dios según su corazón, como a un nuevo David; gracias a él Israel "se salvará y vivirá en seguridad" (Jer 23,5).

Los que se dicen dirigentes del pueblo son explotadores (ladrones) que usan de la violencia (bandidos) para someter al pueblo manteniéndolo en estado de miseria. Al comienzo y al final del texto se mencionan los que actúan mal con las ovejas: un ladrón, un bandido, un extraño; en el centro, aparece el pastor en relación íntima con las ovejas

2-3 pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera.

A los ladrones y bandidos que saltan el muro se opone el pastor. Se distingue de ellos porque él entra por la puerta. Y entra para servir y cuidar, no para explotar. Por eso las ovejas escuchan su voz y le hacen caso, como se lo ha hecho el ciego. La voz de Jesús es un mensaje que significa liberación, y las llama por su nombre, es una llamada personal. No existe la masa para Jesús, cada uno tiene su rostro y su nombre.

4-5 Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.

Jesús saca a las ovejas fuera de la institución, fuera de toda atadura. Y dice bien sacar y no meter como quien libera, como quien recuerda la "salida" de

Egipto y el "camino" del desierto. Y va delante con su ejemplo de vida. Y el verdadero discípulo será aquel que siga sus pasos. El mismo Jesús es el camino que los suyos han de recorrer. Su voz les da seguridad, porque comunica vida.

Lo mismo que el timbre de voz del pastor invita a la libertad, la voz del extraño anuncia robo y violencia y las ovejas huyen de él. Es llamativo la relación personal del pastor con cada oveja: las conoce de nombre, ellas reconocen su voz. "Quienes están por la verdad escuchan mi voz “, le dirá más tarde a Pilatos.

6 Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de que les hablaba.

Los dirigentes no entienden la semejanza; no ven porque están ciegos; no conocen su voz, porque no son de sus ovejas y no entienden su lenguaje porque no son capaces de escuchar el mensaje de vida que les privaría de su situación y seguridad. Instalados en sus instituciones y con la conciencia de ser los jefes legítimos del pueblo, no son capaces de entender la denuncia que Jesús hace de ellos.

El cuadro describe la situación en que se encuentra Jesús: mientras las autoridades judías rechazan su mensaje, Jesús sigue llamando a Israel para que crea en él, lo mismo que el sembrador sigue echando su semilla a pesar de los fracasos.

7-8 Por eso añadió Jesús: «Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.

Jesús utiliza el símbolo de la puerta aplicán-dolo a sí mismo. El es la única vía de acceso de las ovejas. Primero plantea la relación con los dirigentes, después en el versículo siguiente en relación con los que le siguen.

Los dirigentes habían concebido su relación con el pueblo desde el poder y el dominio, por eso son ladrones y salteadores. El pueblo esta sometido por miedo, no por convicción y por eso no les escuchan. La frase es muy dura por su alcance general. Quizá se refiera a las autoridades de una época.

9-10 Yo soy la puerta: quien entra por mí, se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.

Usando la misma imagen de la puerta, describe Jesús, en segundo lugar su relación con el hombre. Entrar por la puerta es lo mismo que "acercarse a él", "darle su adhesión". Jesús se propone a si mismo como una alternativa que permite escapar de la muerte: yo he venido para que tengan vida... También se propone como alternativa a la dependencia: pondrán entrar y salir, tendrá libertad de movimientos.

La alternativa de Jesús es su comunidad, el lugar de la vida (quedaran a salvo), de la actividad y libertad (podrán entrar y salir) y del amor y solidaridad mutua (encontraran pastos).

JESUS: PUERTA ABIERTA A LA VIDA

La misión de Jesús es sacar a todos del sistema, iniciar un nuevo éxodo, un nuevo proceso de liberación. "Camina delante de ellas" como un nuevo Moisés en busca de una nueva tierra donde los hombres puedan vivir libres.

Y en esa tierra nueva, en la que todos tienen cabida, Jesús es la puerta. Una puerta que da acceso a un nuevo modo de vivir en el que la injusticia, la opresión, la violencia y la muerte, que son propios "del orden este" (la sociedad montada sobre la riqueza, el poder y las desigual-dades), son sustituidos por la hermandad, la igualdad, la solidaridad y el amor. Jesús es la puerta, pero sin cerrojos ni cerraduras, pues no sirve para encerrar a nadie, sino para permitir la libre entrada a una vida feliz y gozosa con unos valores distintos de los que hoy están en el mercado. Esos que tanto nos deslumbran. Quien le sigue, cruza un umbral que conduce a un mundo nuevo: una manera nueva de entender y vivir la vida de manera gozosa y feliz. El es la puerta de acceso a la verdadera liberación.

Después de una copiosa cena en una de esas grandiosas mansiones de Hollywood, un famoso actor entretenía a los convidados recitando pasajes famosos de las obras de Shakespeare.

Al final aceptó una última petición. Un tímido y anciano sacerdote le preguntó si conocía el salmo 23. Sí, lo conozco y lo recitaré con una condición, que cuando yo termine de recitarlo, recite usted el mismo salmo.

El sacerdote un tanto embarazado aceptó el reto.

El actor lo dijo maravillosamente y le aplaudieron entusiasmados.

El sacerdote se levantó y dijo las mismas palabras pero esta vez no hubo aplausos, sólo un silencio contenido y alguna lágrima.

El actor saboreó el silencio durante unos momentos y se levantó. Señoras y señores espero hayan comprendido lo que acaba de suceder aquí.

Yo conozco las palabras del salmo pero este sacerdote conoce al pastor.

Pascua significa que somos personas transformadas. Y todos estos domingos son domingos de Pascua para recordarnos que Pascua no es un solo domingo, un solo día. Pascua no es solo una celebración, sino una manera de vivir.

El cristianismo comienza con la Pascua. Sin la Pascua no tendríamos evangelio que predicar, ni Cristo en el que creer, ni iglesia a la que pertenecer, ni misión, ni curas, ni…

Sin Pascua, silencio.

Sin Pascua, nada.

Sin Pascua, sólo muerte.

Alégrense. Cristo ha resucitado. Cristo vive.

Jesús es el pastor que vive. Jesús es la autopista por la que tenemos que circular y la puerta que nos introduce a la salvación del Padre. No hay otro camino ni otra puerta.

Si Jesús es el pastor tiene que existir una relación entre el pastor y sus ovejas.

¿Es Jesús su pastor?

Escuchar su voz es reconocer su autoridad y su importancia, comulgar con su mensaje, dejarse guiar por él y saber distinguir su voz entre los miles de voces que nos convocan de todas partes.

Seguirle es ser discípulo, ser miembro comprometido de su iglesia y pertenecer a su rebaño.

Conocerle es experimentar su amor, acoger el don de la vida eterna, ser su amigo, compartir su mesa y comunicarse con él diariamente a través de la oración.

Hoy, la Palabra nos invita a todos a escuchar su voz, a seguirle y a conocerle. Él no es un asalariado ni un intruso, es el Hijo de Dios, es la puerta del cielo y la puerta de su comunidad, la iglesia.

Y hoy celebramos la jornada mundial de oración por las vocaciones.

Ustedes tienen todos una vocación, la vida cristiana vivida en plenitud es una gran vocación. Ustedes también han sido llamados por su nombre por Dios.

Pero sólo los que son conscientes de su vocación cristiana preguntarán al Señor: ¿Qué quieres de mí? ¿Cómo puedo yo ser más útil en tu Iglesia? ¿Cómo puedo servir mejor a mis hermanos y hermanas?

Sólo los que son conscientes de su vocación cristiana dirán: Aquí estoy Señor, enséñame el camino. Aquí estoy Señor, ayúdame a cumplir tu voluntad.

Se necesitan nuevos pastores. Se necesitan también nuevos sacerdotes.

Ustedes también son necesarios en esta misión pascual.

Todos somos seguidores de Jesús pero seguirle como sacerdote es también una hermosa vocación, no es una vocación gloriosa y apreciada a los ojos de los hombres pero es un gran servicio que podemos ofrecer a la Iglesia de Jesús.

¿Se imaginan a Jesús contando ovejas cada noche cuando intenta dormir?

Sí, eso es lo que hace. Jesús cuenta ovejas cada noche. Y si falta una, siente una gran decepción. Y no duerme hasta que la encuentra.

El buen pastor le conoce. ¿Le conoce usted?

El buen pastor le ama. ¿Le ama usted?

CMS Trigueros

Porque os ama os llama por vuestro nombre…

F. Palau Ct. 88,7

2 comentarios:

cms badalona dijo...

El sentido de pertenencia a la Iglesia y de la responsabilidad de responder a la llamada de Jesús nos debe interpelar a cada uno de nosotros, sólo le podemos responder desde la humildad con un espíritu de desprendimiento interior de las cosas y de una conversación íntima y vital con Jesús.

CMS Trigueros dijo...

Conocer su voz. En el contexto bíblico conocer significa amar. El nos habla cada día, solo tenemos que colocar la parabólica de nuestro corazón en la dirección correcta. Escuchar su voz es más que oír. Es abrir el corazón, eliminando los "filtros" y los "grillos" que despistan y entretienen. Escuchar es acoger, abrir ventanas. El sopla donde y como quiere. Sentir su presencia como suave brisa del atardecer, como le sucedió a Moisés.

!Adelante, yo estaré contigo!
MRel Frag. V3
F Palau