Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor.
EVANGELIO: JUAN 14,15-21
El evangelio de hoy sigue al del domingo pasado. Es difícil resumir las riquezas de estos dos textos. Lo esencial está claro: en su despedida en vísperas de la Pasión, Jesús manifestó a sus discípulos que su marcha les abría acceso al Padre y les anunció una unión consigo que transformaría su existencia.
La necesidad de creer en Jesús. Solo así se puede entender que su partida sea para el bien de los discípulos. Jesús es el único camino hacia el Padre; es todo lo que el hombre necesita para la salvación.
Jesús ha trazado el itinerario de la nueva humanidad, que la lleva a encontrar al Padre en la solidaridad total con el hombre. Dios se hace uno con la comunidad y vive en ella en cada miembro. La condición para esta presencia es la identificación del grupo con la persona y mensaje de Jesús, por el amor a él y la práctica de sus mandamientos.
15 Si me amáis, guardaréis mis mandamientos.
Es la primera vez que Jesús menciona el amor de sus discípulos hacia él. La fe en él denota una adhe-sión personal que culmina en amor. La adhesión a su persona y a su obra se convierte en un impulso de identificación. Por esa identificación con él, los manda-mientos pierden el carácter de imposición; son la exigencia del amor. Cumplirlos significa ser como él, y esto lleva espontáneamente la fuerza interior del Espíritu.
Los mandamientos "míos", son distintos a los de la Ley de Moisés. No se enumeran ni se formulan: son como "exigencias", respuesta del amor a la necesidad del hombre en cada circunstancia. El mandamiento nuevo es el prototipo: amaos como yo os he amado.
16 Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad
Jesús intercede al Padre para que comunique el Espíritu a los suyos. La comunidad recibe el Espíritu solamente a través de Jesús.
Paráclito, "valedor", es el que ayuda en cual-quier circunstancia. Con un significado amplio: "ayudan-te, asistente, sustentador, protector, abogado, procura-dor" y, sobre todo, con el de "animador e iluminador" en el proceso interno de la fe.
Tiene un doble papel: dentro de la comunidad, es el que mantiene vivo e interpreta el mensaje de Jesús (14,26); fuera de la comunidad, en su enfrenta-miento con el mundo, es el que da seguridad a los discípulos y los guía interpretando los acontecimientos (16,7-15).
Mientras ha estado con los suyos, Jesús mismo les ha enseñado y protegido (17,12). Desde ahora será el Espíritu el valedor permanente. Es el Espíritu de la verdad, porque él es la verdad y la comunica. Por serlo de la verdad lo es de la libertad, pues la verdad hace libres; él continuara el proceso de liberación. Jesús es la verdad (14,6), y el Espíritu, la fuerza de la verdad.
En resumen: el Paráclito será el sustituto de Jesús. Esto quiere decir que los discípulos no deben olvidar lo que oyeron a Jesús ni lo que recibieron de él. Más bien, deben volver constantemente sobre ello, profundizando, desentrañando, actualizando la misma
revelación. Sera su “maestro y pedagogo”, en la linea de captación de lo dicho y hecho por Jesús.
17 El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque vive con vosotros y está con vosotros.
El mundo esta considerado en sentido peyora-tivo: el "orden injusto". Profesa "la mentira", una ideología que propone como valor lo que es contrario al designio creador, lo que merma o suprime la vida del hombre: la muerte. El sistema es la mentira institucio-nalizada, que llega al homicidio, la supresión de la vida. No puede percibir el Espíritu de la verdad ni conocerlo, pues la estructura de muerte es incompatible con el principio de vida.
Los discípulos tienen experiencia del Espíritu debido a la presencia de Jesús, en quien mora el Padre; pero esa experiencia será mayor en el futuro, cuando llegue la interiorización que Jesús les promete.
18-19 No os dejaré huérfanos, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo
Jesús está preparando a sus discípulos para el momento de su ausencia; les da todas las seguridades para que no estén intranquilos. En el A.T. el huérfano es el prototipo del que está a merced de los poderosos; es aquel con quien se cometen todas las injusticias (Is 1,17-23; Jer 5,28; Os 14,4). Jesús no va a dejar a los suyos indefensos.
El mundo no volverá a verle, porque Jesús está hablando ahora de la visión de la fe. Y esta visión única-mente es perceptible por los creyentes.
20 Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, y vosotros conmigo y yo con vosotros.
Jesús está identificado con el Padre por tener el mismo Espíritu, la misma plenitud de amor; los discípu-los lo están con Jesús por el amor a él y a los hermanos, que es el Espíritu recibido. Es una experiencia de unidad e integración, una comunión de vida entre Dios y el hombre. Jesús vincula a Dios con los hombres.
Se constituye así un núcleo de donde irradia el amor: la comunidad identificada con Jesús y a través de él con el Padre. En ella y a través de ella se ejerce la acción salvadora de Dios en la humanidad.
21 El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.
El discípulo hace suyo los mandamientos de Jesús y los cumple. El amor consiste, por tanto, en vivir los mismos valores que Jesús y comportarse como él. El amor verdadero no es solamente interior, sino visible: un dinamismo de transformación y de acción (el Espíritu).
La semejanza con Jesús provoca una respuesta de parte del Padre que ve realizada en el hombre la imagen de su Hijo. La respuesta de Jesús se traducirá en una manifestación personal. El Padre considera como hijo al que ama igual que Jesús; Jesús lo ve como hermano.
FELIPE ABRE CAMINOS
El diácono Felipe abre el camino a Pedro y a Juan, que llegarán más tarde imponiendo las manos para que recibieran el Espíritu Santo.
Tenemos que abrir caminos, la Iglesia de hoy necesita romper fronteras, incorporar a gente nueva, salir del círculo de hacer siempre las mismas cosas que no sean fundamentales, arriesgar. A veces estamos metidos en una pastoral de entretenimiento y no de crecimiento, de liberación.
En adelante, nos indica Pagola (Algunas claves para la misión), será cada vez más importante la creatividad, la obediencia al Evangelio que es quien pone vida en la Iglesia, introduce el Espíritu, abre caminos, alienta a buscar salidas nuevas a situaciones nuevas. La tarea es delicada pues supone actuar no contra lo establecido pero tampoco según lo establecido sino por caminos nuevos. Supone también una operación de «deconstrucción» de viejos esquemas mentales, comprensión renovada del hecho cristiano y reconstrucción de nuevos caminos bajo la acción del Espíritu «sujeto trascendente de la Tradición» (Y. Congar).
Abrir caminos, ¿es también mi tarea?
EL AMOR QUE ES PRESENCIA DE DIOS
Pasar por esta experiencia marca para toda la vida. Sentir la ternura de Dios, nos atrapa y pase lo que pase no la olvidamos.
Aquel a quien un día dije si, porque le oí, muy dentro, es hoy también el mismo en el que creo, el mismo en quien confío y a quien sigo, a pesar de mil dudas y quebrantos, de cansancios oscuros, tropiezos y reservas, es aún todavía mi amigo fiel, mi roca y salvación.
Amar y dejarse querer. Ya os preparé, en las catequesis del año pasado, siguiendo a G. Roca, algunas formas de amar. No me resisto, incluso con temor a ser pesado y repetitivo, a resumiros lo que reflexionamos:
AMOR COMPASIVO.
Ser compasivo es igual que padecer con. Allí donde perdamos el aire de la compasión, de la ternura, nos quedaremos sin respiro. Allí donde no sintamos el corazón de los cansados y agobiados, nos quedaremos flotando, como el corcho, al vaivén de cualquier marejadilla.
Amar con ternura es dar valor a los pequeños detalles de acogida, de proximidad, de compañía. Con una visita apropiada, un paseo compartido, una mirada sentida... curamos.
Hay que recuperar el encuentro personal, la escucha larga y desinteresada, el encuentro gratuito que encuentra y se deja encontrar.
Hay que buscar parcelas de hogar, allí donde todos somos distintos y necesarios.
Hay que ampliar los espacios de comunicación, donde esos encuentros sencillos y cotidianos pueden ser celebrados como don gratuito de algo más que un "¿comoestas?" y donde la fragilidad puede contenerse (no dejéis de venir mañana, nos pide una enferma con sida). Hay sufri-mientos que nos hacen indestructibles si compartimos ternura.
AMOR REHABILITADOR.
Es el amor que activa la autonomía personal, aunque sea mínima. Es el amor que potencia la auto dependencia, que ayuda a recuperar las facultades que han dejado de funcionar. Ver al hermano, no con carencias, sino con posibilidades.
Y siempre tenemos el amor de Jesús, que ofrecía ayuda abriendo primero el corazón (¿quieres que te cure?... y el ciego era invitado a caminar hacia la piscina) antes que la solución llegara. Fue capaz de ayudar sin sustituir y de acoger sin suplir. Algo tendría su encuentro con las personas que las creaba autónomas, les devolvía el gusto por la vida y les activaba lo que se había dormido. Quien era curado, era previamente rehabilitado: capaz de solicitar ayuda.
AMOR RECONOCIDO.
Hay en cada persona un cúmulo de posibilidades que todavía con han encontrado el clima primaveral para germinar. La zona desocupada que todos llevamos dentro solo puede despertar a golpes de fraternidad, de amor. Es el hermano al pedir ayuda quien me ayuda.
El amor así es una necesidad de mutuo reconoci-miento. Solo ayudando me ayudo. Ese amor convierte la caída en vuelo. Es la desgracia una gracia para mí. Y en este camino no están separados conocimiento y afecto: comprendo porque amo y amo porque voy comprendiendo al hermano desde mí yo profundo.
AMOR QUE GENERA ALTERNATIVAS.
Es el amor que se adapta al hoy, que se transforma en posibilidades. Es el amor que se orienta a evitar la exclusión social, que busca con otros colectivos las causas del malestar social. Es la dimensión política. Es el amor que critica las raíces del mal pero que agiliza la creatividad en buscar soluciones.
SIEMPRE CON NOSOTROS
Nosotros también somos una comunidad cristiana a la que el Señor mira con inmenso cariño. No estamos solos ni abandonados. El Espíritu anda con nosotros y nuestra vida va adquiriendo los rasgos de Jesús: nos preocupan y nos ocupan los excluidos, los niños, los enfermos, los ancianos solos y dejados a su suerte, los disminuidos físicos y psíquicos, los inmigrantes, los drogadictos, los encarcelados. Y sabemos poner nombre y rostro a cada uno de los nombrados.
Cada día nos hacemos más humildes, más senci-llos, más generosos y más servidores. Cada día disfrutamos del amor del Señor. Cada cual tiene su experiencia de esa presencia cercana y silenciosa. Sería bueno que la expre-sáramos en los grupos cuando toque la puesta en común. ¿Vale?
CMS Trigueros
Vino el Redentor y por medio de una oración continua, reconcilió el mundo con su Padre.
Lu. Ct.8 F. Palau
1 comentario:
En cierta ocasión, un gran empresario, orientó toda su empresa en manos de sus obreros con una condición: que los objetivos y los fines de la misma fueran los de su fundador. El, por otra parte, se comprometía a echarles una mano a cambio. Pero, poco a poco, disimuladamente, el equipo directivo y algunos obreros, desvirtuaron los fines y los proyectos y se alejaron del pensamiento de aquel directivo. Con el paso de los años, la empresa fue fracasando, el equipo responsable se dirigió al viejo empresario: ¿no decías que ibas a estar siempre con nosotros? ¿Cómo es que hemos llegado a esta situación? El anciano empresario les contestó: yo os ayudaré siempre y cuando, vayáis por el camino que yo emprendí; pero no os puedo empujar en la dirección que, ni quiero, ni nunca pensé para mi empresa.
Pidamos al Espíritu Santo la fuerza y el consejo oportuno y necesario para llevar a buen fin los sentimientos y la obra de Jesús de Nazaret. El es nuestro defensor y nuestra defensa en todo combate.
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