domingo, 8 de abril de 2012
DOMINGO DE RESURRECCIÓN
El
Domingo
de resurrección. Los judíos
terminaban su cena pascual a media noche. Quizás para diferenciarse de ellos,
los primeros cristianos la iniciaban entonces y la prolongaban hasta el
amanecer del domingo. La Didascalía de los apóstoles describe cuatro
momentos: el ayuno previo, una gran liturgia de la Palabra, la celebración
eucarística y un banquete: «Ayunad los días de Pascua, a partir del día décimo
[…] Pasad toda la noche en vela, rezando y orando, leyendo los profetas, el
evangelio y los salmos […] Ofreced después vuestro sacrificio. Alegraos
entonces y comed». Pronto se añadieron los ritos bautismales, que llegaron a
ser su característica más distintiva. El Papa recuerda que, en la Vigilia, se
celebraba el bautismo de la siguiente manera: «El bautizando era desvestido
realmente de sus ropas. Descendía en la fuente bautismal y se le sumergía tres
veces; era un símbolo de la muerte que expresa toda la radicalidad de dicho
despojo y del cambio de vestiduras […]. Luego, al salir de las aguas
bautismales, los neófitos eran revestidos de blanco, el vestido de luz de Dios,
y recibían una vela encendida como signo de la vida nueva en la luz, que Dios
mismo había encendido en ellos» (Homilía, 03-04-2010).
Cuando desaparecieron los bautismos de adultos, la vigilia
pascual se fue adelantando, hasta trasladarse a la mañana del sábado. La
reforma litúrgica del s. XX comenzó con la reinstauración de la vigilia pascual
en 1951. Es decir, por el corazón y el núcleo inicial del año litúrgico. Hoy
consta de cuatro partes: la liturgia de la luz (con la bendición del fuego y
del cirio, del que se encienden la velas de los fieles, y el canto del exultet);
la liturgia de la Palabra (que recorre las principales etapas de la historia de
la salvación: creación, sacrificio de Abrahán, paso del Mar Rojo, promesas de
los profetas, resurrección de Cristo y bautismo de los cristianos); la liturgia
bautismal (con la bendición del agua, renovación de las promesas bautismales de
todos los presentes y bautismo de los candidatos) y la liturgia eucarística
(comunión con Cristo resucitado, que actualiza su sacrificio pascual).
Tradiciones pascuales.
Teniendo la Pascua tanta importancia teológica y litúrgica, es natural que
el pueblo cristiano la haya enriquecido con numerosas tradiciones. En España,
Hispano América y en algunos lugares de Italia es muy común comenzar el día con
la «procesión del encuentro». Un grupo de fieles sale de un templo con la
imagen de Jesús resucitado. Otro grupo parte de otro oratorio con la imagen de
la Virgen, envuelta de un manto negro. Cuando se encuentran, se canta el Regina
coeli, se retira el manto de luto de la Virgen y tienen lugar otras
manifestaciones de alegría, como soltar palomas y tirar dulces a los niños. En
muchos lugares se mantiene la antigua costumbre de bendecir la carne y los
huevos (tradicionalmente vetados durante la Cuaresma) y de tener comidas
festivas con alimentos especiales (longaniza de Pascua, torta de Pascua…). El
día se suele concluir con las «vísperas bautismales», con procesión al
baptisterio y renovación de las promesas del bautismo. En muchos lugares, los
días siguientes se bendicen las casas o se sigue llevando con solemnidad el
Santísimo a los enfermos, para el cumplimiento del «precepto pascual», ya que el IV Concilio de Letrán
determinó en 1215 la obligación de la comunión de los cristianos al menos una
vez al año, el día de Pascua. Eugenio IV, en 1440, extendió la posibilidad de
cumplir el precepto desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo In Albis.
Hoy se alarga a todo el ciclo pascual.
P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario