Este mes de Julio he realizado el camino de Santiago, en seis días, con mi familia y amigos de mi parroquia, han sido unos días inolvidables en los que ha habido de todo.
Cada recorrido era diferente y había alguna situación que lo hacía especial, los bosques, los ríos, los pueblos… Dabas gracias a Dios por el gran don que nos ha dado con la naturaleza y la belleza que pocas veces podemos disfrutar.
Caminamos con ilusión, alegría y optimismo, pero las cuestas y los caminos pedregosos lo hicieron un poco duro, sobretodo por el peso que llevábamos. Aprendí que uno se adapta al dolor y puede convivir con él.
Había momentos en los que caminaba sola y podía reflexionar sobre muchas cosas que normalmente tienes escondidas en el corazón y no sueles removerlas mucho.
Compartimos todo el grupo momentos emocionantes. Las oraciones, las eucaristías, nuestras experiencias durante el camino y la convivencia día a día.
También, la gente que caminaba con el mismo destino que nosotros nos lo hacían más llevadero, saludándonos y compartiendo los mismos sentimientos, con palabras de ánimo. Te sorprendía ver cruces y piedras a lo largo del camino, que simbolizaban las oraciones de muchos de ellos para poderlas expresar en mayor plenitud al llegar a Santiago. Nosotros nos sumamos también con nuestras piedras y oraciones.
Abrimos nuestros corazones y dejamos que através de las palabras expresásemos el gozo, la alegría, el amor, la esperanza, nuestras metas y objetivos, puestos todos en las manos del Señor que nos acompañaba en todo momento ofreciéndonos, un aire fresco y suave cuando teníamos calor, fuerza para andar en los momentos de decaimiento, nos daba los buenos días con un precioso amanecer, parecía que andaba con nosotros y compartía nuestro camino.
Le doy gracias por esta oportunidad que me ha dado al poder hacer este camino físico e interior, os recomiendo que alguna vez lo hagáis.
Mari
CMS BADALONA
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