Quiero compartir con vosotros la extraordinaria experiencia que he vivido en el Desierto de las Palmas (Benicasim), en la casa de oración.
Primero quiero destacar la estupenda y familiar acogida por parte de las hermanas, me han hecho sentirme como si estuviera en mi casa, son acogedoras, he tenido la libertad de moverme por donde quisiera o me llevara el espíritu, eso ha hecho que mi experiencia fuera más rica.
Me siento feliz de haber podido, en estos días, descubrir las maravillas que Dios nos ofrece desde el silencio, me doy cuenta que todo es diferente, que no tienes prisa, que sólo cuenta el instante que vives y que ese instante es para Dios y para ti. El espíritu te invade y dejas aflorar sentimientos que pensabas que no tenías, te das cuenta que las prisas, el trabajo, las responsabilidades, te apartan de lo esencial, que eres tú y que Dios siempre ha estado contigo y no te has dado cuenta, descubres que realmente te ama. Por todo ello doy gracias a Dios, por el regalo tan grande que me ha hecho ya no soy la misma ahora sé que nunca más me podré encontrar sola, porque El está conmigo y cuando quiera estar con él, lo encontraré en el silencio, donde los dos podremos compartir el amor de los demás.
Comprendo a San Juan de la Cruz, a Santa Teresa, al Padre Palau, cuando buscaban lugares donde poder hallar el silencio y encontrarse con Dios.
Nosotros también lo tenemos, es la casa de oración del Desierto de las Palmas.
PD: Os recomiendo que alguna vez lo probéis.
Mary del CMS de Badalona
1 comentario:
¡Qué bueno que compartamos los regalos que Dios nos hace! Me alegro mucho Mary de tu hermosa experiencia. Por mi parte quiero compartiros una noticia que también me ha llenado de alegría: En Nairobi han emitido sus compromisos el segundo grupo del CMS que florece allí. Son 6 hombres y 4 mujeres. Tengo la foto del grupo os la enviaré para que la subáis y así nos unamos a su acción de gracias teniéndolos presentes con sus rostros concretos. Un abrazo para cada una y uno de vosotros de esta hermana que siempre os recuerda. Lola Jara
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