El papa Francisco nos ha convocado a todos los católicos para una jornada "de ayuno y de oración por la paz en Siria, en Oriente Medio y en el mundo entero" el sábado 7 de septiembre. Ha invitado también a unirse a esta iniciativa, de la manera que consideren más oportuno, "a los hermanos cristianos no católicos, a los que pertenecen a otras religiones y a los hombres de buena voluntad".
Al comunicar esta decisión, afirmó: "Queridos hermanos y hermanas, quisiera hacerme intérprete del grito que, con creciente angustia, se levanta en todas las partes de la tierra, en todos los pueblos, en cada corazón, en la única gran familia que es la humanidad: ¡el grito de la paz! Es el grito que dice con fuerza: Queremos un mundo de paz, queremos ser hombres y mujeres de paz, queremos que en nuestra sociedad, desgarrada por divisiones y conflictos, estalle la paz; ¡nunca más la guerra! ¡Nunca más la guerra! La paz es un don demasiado precioso, que tiene que ser promovido y tutelado". Aquí pueden ver el mensaje completo.
Oremos con el espíritu de san Francisco de Asís (aunque el texto no sea suyo, sino muy posterior):
¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz!
Que allí donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa, ponga yo perdón;
donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad;
donde haya duda, ponga yo fe;
donde haya desesperación, ponga yo esperanza;
donde haya tinieblas, ponga yo luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
¡Oh, Maestro!, que no busque yo tantoser consolado como consolar;
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.
Porque dando es como se recibe;olvidando, como se encuentra;
perdonando, como se es perdonado;
muriendo, como se resucita a la vida eterna.
P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d.
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